El primero "Tintin en el pais de los Soviets" por ser el único número sin color y no haber sido reeditado hasta mucho después de su primera y única publicación por propia voluntad de su autor, Hergé, consciente del contenido político-social incorrecto que contenía y la revolución que causó en Francia y Bélgica por su forma de tratar la historia (los soviets planean robar alimentos en las vecinas granjas pero Tintín consigue avisar a los granjeros del avance de las tropas, aunque es capturado. De nuevo consigue escaparse y en su marcha por las desiertas llanuras heladas Tintín encuentra el escondite secreto de riquezas de Stalin, Lenin y Trotsky que éstos habían robado al pueblo ruso, incluyendo un amplio depósito de trigo) pero, a la vista de la multitud de ediciones piratas que de dicho número se producían, su editor le presionó para que autorizara su reedición. Así Tintín y Milú, los dos únicos personajes que se repetirían en todas las historias, reaparecen en Bruselas. Le Petit Vingtième había contratado un figurante para escenificar el papel de Tintín tras anunciar el retorno del héroe desde Rusia y una multitud de admiradores se congregó en torno al lugar anunciado, La Gare du Nord, prueba inmediata del enorme éxito del personaje de Hergé,
y él último, "Tintin y el arte-alfa" que en el momento del fallecimiento del autor era solo un esbozo que dajaba la puerta abierta a, entre otras cosas, diferentes supuestos desenlaces pués finaliza con una viñeta en la que los malos se llevan a Tintín apuntándolo por la espalda con una pistola. Podría parecer evidente que Tintín se hubiere salvado, de haberse finalizado la historia. Sin embargo, diversos datos apuntan a que realmente podría no haber sido así: el testimonio de personas cercanas a Hergé, así como el dato de que Hergé consultara a un amigo si podía hacer que Tintín muriera en la terraza de su casa, apuntan a un final poco usual...
Al margen de su éxito y repercusión, Hergé (Georges Remi, Belga de nacimiento como G. Simenon), fue considerado por la izquierda europea de la época como un creador racista, misógino, clasista y reaccionario, a tenor de las que por entonces se consideraron historias cargadas de intención pero que todo el mundo compraba, leía y coleccionaba.
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