EL DOSMILYPICO Magazine: Houellebecq, Michel

Houellebecq, Michel

Premio Goncourt 2010
"Toda sociedad tiene sus puntos débiles, sus llagas. Meted el dedo en la llaga y apretad bien fuerte" (Sic. del Autor)
El jurado del Goncourt ha saldado su deuda con el autor de "Las partículas elementales"(1998),"Plataforma"(2001) y "La posibilidad de una isla"(2005), que partía como máximo favorito para hacerse con el galardón estrella de la literatura francesa y que se le había resistido ediciones anteriores en esta ocasión solo minuto y medio bastó para la unánime votación de los miembros del mismo por su nuevo libro y quinta novela "La Carte et le territoire" (El mapa y el territorio) en el que el a menudo definido como 'l'enfant terrible' de la literatura francesa y al que se le ha llamado desde "reaccionario" a "islamófobo", se sirve una vez más de un humor oscuro para describir el mundo que percibe desde el balcón de sus ojos tristes. Y es que, experto retratista de la miseria afectiva y sexual del ser humano, Houellebecq, al que también se cita habitualmente como el "profesor de la desesperanza", es un autor tan polémico como exitoso pues su mirada cínica de un mundo frío a lo largo de su obra contabiliza cientos de miles de ejemplares vendidos y por algo, o mucho, será.
Realmente se llama Michel Thomas, adoptando posteriormente el pseudónimo de Michel Houellebecq en honor a su abuela, comunista acérrima por cierto, que fue quien lo crió después de que sus padres (ella médico-anestesista y él guía de alta montaña) con apenas 6 años, más o menos se desentendieran de él para después ser internado en el Liceo de Meaux durante siete años, fórmula que permitió a la madre poder seguir ejerciendo su carrera y llevar dinero para su manutención y formación, lo que según la versión del escritor, fue sencillamente una decisión egoísta, feminista y antinatura de su progenitora. Del padre, curiosamente, nada dice ni critita, siendo el padre, precisamente, el que abandona a la madre y al hijo a su suerte.
Así las cosas, aunque su carrera literaria la comienza a los 20 años, con 22 (en 1980) se diploma como ingeniero agrónomo y contrae matrimonio del cual nace su hijo Etienne (1981) apenas antes del divorcio de la pareja a cuyas resultas el autor cae en una no poco estimable depresión e inactividad intelectual debiendo ser atendido de forma regular psiquiátricamente no comenzando a ponerse en marcha hasta 10 años después, a partir de 1991, publicando "Lovecraft, contre le monde, contre la vie", "Seguir vivo", y un primer conjunto de poemas llamado "La búsqueda de la felicidad", que obtiene el premio Tristan Tzara.
La columna vertebral del conjunto de su obra, ensambladas entre sí aunque no relacionadas, se encuentra en "Las Partículas Elementales", "Plataforma" y "La Posibilidad de una Isla", compuestas de un análisis realista, crudo, cruel y descarnado de la condición humana, y especialmente de las relaciones sexuales, el amor y el deterioro físico y mental a través de las cuales, Houellebecq compone realmente una obra de carácter filosófico que supone una sacudida, convirtiéndose en una especie de Nietzche de la sociedad de consumo. Los paralelismos con el filósofo alemán son constantes, sobre todo en las referencias a la creación del superhombre. Una especie de dosis de darwinismo elemental, el valor del amor como única posibilidad de trascender y las obsesiones del escritor acerca del sexo y la vejez consiguen dar forma no a un pensamiento endeble y previsible como cabría esperar de tal mezcla, sino un discurso vitalista, cínico, humorístico y sorprendente, un golpe constante a cualquier verdad establecida y, por tanto, no apto para políticamente correctos.
Considerado por la gran mayoría como el actual "enfant maudit" de la France, insultante, procaz, homófobo, antiislámico radical, misógino, racista, xenófobo, al que nada ni nadie pudo tapar la boca ni enmendar la plana, fue su madre la que le llevó ante los tribunales por atentar contra su honor mediante insultos, vejaciones públicas, privadas y/o literarias (en su libro más vendido "Las partículas elementales" se despachaba a gusto con ella), ganándole judicialmente la partida, cuya respuesta pública-oficial por parte de su aguerrida progenitora, Lucie Ceccaldi, a sus 83 años, no se dejó esperar publicando un libro de ajuste de cuentas con su no menos aguerrido hijo (de tal palo, tal astilla) sarcásticamente titulado "L’Innocente" en el que se puden leer cosas como “A mi hijo que le de por el culo quien quiera y [que lo haga] con quien quiera (…). Pero si, por desgracia, cita mi nombre en algún otro libro, chisme o declaración, se va a llevar, además, un gran puñetazo en la cara que la va a sacar todos los dientes, eso seguro!”, sin entrar aquí en más detalles de su versión con respecto al hijo de sus entrañas y los verdaderos entresijos al margen o dentro de su relación materno-filial, a lo que, dicho coloquialmente, Michel, se la tuvo que envainar.
Tal suceso, de gran repercusión dentro del mundo literario europeo en su momento, me trajo en su día a la memoria aquél que relata en primera persona Ingmar Bergman, al que nadie se atrevía a toser, en su autobriograría "La linterna mágica" cuenta cómo, ya retirado del cine, en su despacho del teatro que poseía, se presentó su anciana madre a la que hacía tiempo no veía y, sin mediar palabra, le pegó dos fuertes tortazos que le dejaron la cara al revés, por negarse él a asistir al sepelio de su muerto padre al que odiaba.Y fué, claro que fue!!!.
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