Porque, este señor no es un filósofo/ensayista al uso. Es ante todo, como él mismo asegura, un floricultor que además es catedrático y Doctor Honoris Causa en varias universidades sin pátina alguna de moralina cuyo empeño, además del cuidado personal de su huerta en general y sus tomates en particular, se encuentra en explicarse a sí mismo y a todo aquél que le quieran escuchar o leer, “eso otro” que sobre la formación del ser humano y su esencia ha llegado objetivamente a saber a través de la observación y el trabajo de campo así como de la investigación y el estudio de los aspectos fundamentales que al ser humano con respecto al mundo concierne tomando como axioma el principio de que “no se puede separar la inteligencia de la acción, de los sentimientos y la voluntad... “.
Podremos de estar de acuerdo con él o no pero, sin lugar a dudas, en no poca medida nos encontraremos, tal vez sin esperarlo, dándole la razón.
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