EL DOSMILYPICO Magazine: Nabokov, Vladimir

Nabokov, Vladimir

"La vida es una gran sorpresa. No veo por qué la muerte no podría ser una mayor" (Sic.Nabokov)

Nabokov, que odiaba ser entrevistado, aceptó conversar con Bernard Pivot para el programa Apostrophes con varias condiciones:saber las preguntas de antemano y poder beber durante la entrevista, pero no agua sino whisky, porque la cosa duraba una hora y era además en francés. "Usted" -sugirió el ruso- "pone el whisky en una tetera, y, durante el programa, me va preguntando: ¿Le sirvo un poco más de té, señor Nabokov?".
Lee toda la Entrevista, extraída de la serie de videos de Los Monográficos de Apostrophes y traducida por Lluis María Todó.
Uno de los muchos esfuerzos que hizo Nabokov para publicar la historia de un intelectual que se casa con una viuda y se beneficia a su hijastra antes de que tenga su primer periodo en la puritana norteamérica de los años 50, fue enviar el manuscrito a Katharine White, entonces editora del Newyorker, por si podía echarle una mano o darle algún contacto.
Había una condición necesaria: nadie más que ella y su marido podrían ponerle el ojo encima. Cuál sería su sorpresa cuando, unos meses más tarde la revista publicó la historia de una viuda y su hija compitiendo por el amor de un hombre maduro, llamada Lolita y firmada por Dorothy Parker.
Por si no saben cómo termina esta historia, Nabokov acabó en la misma casa que Laurence Durrell, Henry Miller y Jean Genet, Olympia Press, con los consiguientes retortijones legales por indecencia y otras cosas indignas. Lolita se publicó finalmente en los Estados Unidos en agosto de 1958.
Dotty le hizo una de las primeras críticas, y la puso requetebien.

Nabokov escribió "Sobre un libro llamado Lolita" en 1956, un año después de la aparición de la novela. En dicha obra, el autor se choteaba alegremente de los cinco grandes editores norteamericanos que rechazaron su libro por obsceno y escandaloso. Según Nabokov, tenían tres motivos: había un ateo feliz, un matrimonio mixto bendecido por hijos sanos y un adulto que seduce a su hijastra menor de edad. En retrospectiva, a Nabokov le hacía gracia que estos señores citaban a Dante y a su oscura selva en su italiano original pero ponían los ojos en blanco pensando en la pequeña Lo.

Quisieron Dios y la academia que Nabokov fuera un gran genio y Lolita prosperó. En 2006, Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas, cumplió cincuenta dos veces: cincuenta años y cincuenta millones de copias. Uno de los libros más venerados de la literatura contemporánea, escrito en inglés por un emigrante ruso que escapó por los pelos del campo de concentración (su familia no tuvo, ay, tanta suerte) cumplió sus bodas de oro en perfecto estado de salud. Lo que, en estos días, significa domesticado hasta el lugar común, la editorial de moda, la boutique especializada, el remake.

En otra malhumorada entrevista concedida a regañadientes por concesión a su editor para Playboy, Nabokov dijo que lo único relevante que había conseguido su libro era que, a partir de su pulicación, los padres dejaron de llamar a sus hijas Lolita e, hipócritamente por lo que les seducía tal nombre, se lo ponían a sus perritas.

No obstante, Vladimir Nabokov, al escribir sobre él mismo, no podía escribir una autobiografía corriente, y "Habla, memoria"lo demuestra. A través de una serie de relatos largos, Nabokov, con el pretexto de contar su vida, construye un libro tan ameno, original, divertido y estilizado como sus novelas. Nabokov rememora aquí sus meditaciones infantiles en el retrete, sus vacaciones en la finca campestre de la familia, sus amoríos adolescentes con Tamara en los museos de San Petersburgo; narra las peripecias de su huida de las huestes de Lenin y de su exilio europeo; escribe un homenaje a la honestidad política de su padre y a la belleza y ternura de su madre; pero lo que menos importa son los temas, porque de lo que se trata al fin y al cabo es de celebrar un festín de ingenio e inteligencia, de mordacidad despiadada y de nostalgia desgarradora, y en el que Nabokov es fiel a los consejos que daba a sus estudiantes de literatura: «¡Acariciad los detalles! ¡Los divinos detalles!» Esta edición definitiva de "Habla, memoria", corregida y aumentada por el autor, resulta, pues, una excelente introducción a Nabokov, una antología, un conjunto de pistas y claves que permitirán hacer una lectura más intensa y profunda de sus novelas. Y es, también, un elogio de sus grandes pasiones: la literatura, las mariposas, el ajedrez y, ¡oh sorpresa!, la familia...

En una caja de seguridad en un banco suizo hay cincuenta tarjetas de biblioteca escritas a mano por ambas caras. La buena noticia es que las escribió Vladimir Nabokov, uno de los novelistas más importantes del siglo XX. La mala, "Laura", que antes de morir pidió que fueran destruídas y que su único hijo se dispone a publicar.

Y ya El Pais, con todas sus bendiciones, publicó "Natasha", otro relato que Vladimir Nabokov escribió durante unas vacaciones de verano en Berlin, en 1921, archivado hasta hace dos años en la Biblioteca del Congreso estadounidense, y custodiado por el heredero-dragón de la saga, su muy casquivano hijo Dimitri Nabokov que va de programa en programa de televisión asegurando que su padre se le aparece a menudo para pedirle que publique, de cuanto prohibió, lo que le venga en gana.


-> El autor en Wikipedia
-> Artículo: "Borrador de un sueño" A.Muñoz Molina-30/01/2010
-> Descargar libros del autor desde aquí
-> Vídeo entrevista a Vladimir Nabokov en "Apostrophes"(1975)

Comentarios