EL DOSMILYPICO Magazine: Conan Doyle, Arthur

Conan Doyle, Arthur

Siempre se vuelve a sir Arthur Conan Doyle porque era un gran contador de historias. A su pesar, debe su fama a su criatura Sherlock Holmes, pues no era ésa su mayor ambición, pero sus admiradores se lo agradecemos infinitamente resultando curioso e, incluso, injusto, que con frecuencia los seguidores y devotos admiradores de un personaje de ficción ignoren la figura de su autor.
A menudo, el único mérito que le atribuimos a un autor se reduce a haber creado un mito con el que compartimos aventuras limitando su vida y sus méritos a la creación de nuestro personaje favorito, dejando al margen el resto de sus facetas aunque sean tanto o más importantes y en muchos casos ilustrativas de por qué, cuándo y cómo nació el personaje. En el caso de Conan Doyle el delito es flagrante: cientos de miles de fanáticos admiradores de Sherlock Holmes, repartidos por todo el mundo, rinden culto a la criatura, olvidando al creador y sus otras interesantes actividades como médico, aventurero, historiador, periodista, gran deportista y, en el último tramo de su vida, ese que fue adalid de la lógica, el razonamiento y la cordura en la deducción, después de la muerte de uno de sus hijos, se convirtió en uno de los grandes impulsores del espiritismo como alternativa de la existencia de otra vida después de la muerte.
Cabe por tando, en su honor, al menos del autor tener en cuenta el lugar que como persona, y no personaje, en la vida ocupó; que fue bautizado en la iglesia católica con el nombre de Arthur, haciendo de su primer apellido Conan y no Doyle (paterno) en honor de un tío abuelo que le apadrinó y después educado en colegios jesuítas; que fué segundo hijo, de diez, de los que sobrevivieron siete y que, a causa de la situación ruinosa de su familia, de padre depresivo y alcohólico al que se tuvo que recluir en un sanatorio mental, debió desde la adolescencia ocuparse del sustento de su familia, licenciándose tempranamente en medicina en su Escocia natal, gracias a su inteligencia y fuerza de voluntad, mediante becas y subsidiarios trabajos simultáneos que le permitían, a duras penas, sacar adelante la situación mientras, además y por si poco fuera, enviaba sus historias de Holmes a periódicos y revistas, siendo tal el éxito publicadas por entregas, que le ofrecieron comprar los derechos de autor de las mismas, vendiendo solo una por necesidad a la revista "London Society", ejerciendo la medicina después, no dejando en absoluto de escribir para sobrevivir;
que de físico atlético y bien formado, gran aficionado al deporte y gran deportista (sobre todo en boxeo), e interesado en escribir sobre aquello que más le interesaba, la historia universal, jamás esperó ni deseó ser conocido y, menos, pasar a la posteridad por sus magníficas aventuras, alimentarias, de Sherlock Holmes; que acuciado por las deudas y la necesidad, se embarcó primero en un ballenero que le llevaría desde Peterhead hasta el Ártico y después en un carguero hacia África, experiencias que le permitirían hacer acopio de anécdotas y relatos para sus futuras novelas comenzando así su etapa de periodista; que como médico igualmente participó en la campaña del Sudán (1898) y en la guerra de los Boers(1899-1902) incluso alistándose como soldado raso en la primera guerra mundial en el ejército británico. Precisamente por la defensa de la política inglesa en Sudáfrica, a posteriori, recibió el titulo de Sir y que, una vez famoso y reclamado en cualquier parte del mundo como escritor, bién situado económicamente y de gran éxito con las mujeres, contrajo matrimonio dos veces permaneciendo siempre fiel a su familia y esposas, no relacionándose con la segunda ni con ninguna hasta enviudar de la primera, con la que fue profundamente infeliz hasta la depresión personal y sucesivas crisis nerviosas, fiel a su catolicidad, muriendo después imbuido en el espiritismo y sus prácticas así como en el estudio del esoterismo, a lo que, según parece, le condujeron sus fuertes experiencias vitales, la muerte de un hijo y, consecuentemente, su descreencia en el ser humano sin un "más allá" que trascenciera a la simple fe religiosa.

                         Arthur Conan Doyle y su creación de Sherlock Holmes

Sherlock Holmes adquirió tanta popularidad que se llegó a convertir en un mito literario, un personaje de ficcion que oscureció a su propio creador. Conan Doyle se convirtió para muchos lectores en una especie de anotador de las historias que el Doctor Watson escribía sobre los casos que Sherlock Holmes resolvía enfrentándose en ocasiones con el inteligente y su peor enemigo, el profesor Moriarty. Un Sherlock Holmes cada vez mas real, y para algunos lectores, personaje veridico. Harto de esta popularidad, que anulaba sus otras obras literarias y hasta su propia personalidad, Arthur Conan Doyle decidió matar al detective, pero pronto comprenderia que no le iba a resultar tan facil, pues tuvo que devolverle a la vida, debido a las multitud de cartas que recibia, quejándose por la muerte del famoso detective. Incluso hubo algunas que lo insultaban, llamándole imbécil. Ante esto, A. Conan Doyle poco podia hacer. Solo resucitar al personaje, para contento de sus lectores. En el relato 'La aventura de la casa vacia' se cuenta la célebre resurrección.
Incluso para aquellos que no logran engancharse con la literatura policíaca (muchas veces considerada un género menor) es innegable que el estilo narrativo del autor trasciende más allá de la propia historia. Los relatos de este genial detective están creados desde la persona de Watson. Esos ases interminables que siempre se esconden en la manga del detective y esa fascinación continua que Watson muestra por su «superior» son clara muestra de que Conan Doyle logra con sus relatos crear unos mundos que en escasas diez páginas ya han logrado hacerse dueños y señores de la curiosidad del lector, al que no soltarán hasta terminada la historia porque toda palabra tiene una razón de ser, cada término implica un esfuerzo voluntario que el lector de buen grado acepta para sacar sus propias conjeturas sobre el devenir y el esclarecimiento de la historia.
En conclusión, lo cierto es que poder leer los relatos de Holmes creados por este genial autor escocés es uno de los mayores tesoros que nos ha dejado la literatura dándose, por añadidura, la excepcionalidad de que de la misma manera y medida se puede recomendar su lectura a un colegial adolescente que a cualquier erudito intelectual.
No en vano muchos de los más relevantes escritores y medios no pudieron sustraerse en decir
John Le Carré:
«No podemos dejar de amar a Sherlock Holmes.»
New York Times:
«Holmes, una irresistible figura pop de nuestro tiempo»
J.L.Borges
"Pensar de de vez en cuando en Sherlock Holmes, leerle, es una de las buenas costumbres que nos quedan. La muerte y la siesta son otras. También es nuestra suerte convalecer en un jardín o mirar la luna."

-> El autor en Wikipedia
-> Descargar colección libros edición especial del autor aquí
-> Descargar película "La vida privada de Sherlock Holmes" (Billy Wilder 1970) aquí

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